viernes, 3 de junio de 2011

¡Qué puntualidad!


Ojalá y todas las instituciones de nuestro país fueran tan puntuales como el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco (CECA) quien ayer me cerró la puerta en la cara y me dejo furiosa y con todos mis papelitos en las manos.

Eran las 4:02, lo sé porque a las 3:53 llamé desde Federalismo para decir que iba de camino a entregar mi propuesta para participar en la convocatoria CECA 2011, un joven amablemente me dijo –si alcanza, hay mucha gente y nos iremos más tarde-.

Después de 45 minutos de camino, con un sol que te va despedazando el pellejo y adormeciendo las neuronas. Llegué. El tiempo que tarde en caminar a la puerta bastó para que decidieran que ya era hora de cerrar.

Un guardia feliz de actuar como capataz se planto frente a la puerta para comunicarnos la noticia: -ya nadie pasa-. A lo que un puñado de aspirantes a la beca contestamos alarmados –pero ¿por qué?- el calor la prisa y la frustración invadía el lugar, a las 4:20 ya éramos casi diez personas las que esperábamos detrás de las ventanas con la ilusión de que alguien nos dijera si nos atenderían o no.

Antes de las cuatro y media apareció una mujer de vestido rojo que se veía cansada y harta de tener que estar atendiendo gente, sin vernos nos dijo –ya nadie va a entrar, la convocatoria cerraba a las cuatro y ya no es hora, si los dejo entrar no será justo para los que llegaron a tiempo y pierde sentido que exista una convocatoria-

Estoy de acuerdo. Hay que ser puntuales y tenemos que aprender a cumplir tiempos y formas, pero dentro de las oficinas muchos de los que si alcanzaron a entregar todavía llenaban papeles y acomodaban la documentación que entregarían.

Espere un rato, escuchando las mentadas de madre de algunos, las suplicas de otros y el recuento de lo que habían hecho e invertido para a fin de cuentas no poder participar. No abrieron (al menos mientras yo estuve ahí) y poco a poco fuimos desalojando el área. Claro, no sin antes recibir la mirada condescendiente pero triunfal de aquellos que si entregaron.

Despejado el coraje, la impotencia y las ganas de agarrar a golpes al pequeño soldadito (que en cuanto le dan algo de poder te trata como perro de pelea) y a la señorita que lo único que quería era largarse a su casa y olvidarse de la jornada del día. Sigo abrumada por el asunto.

Sí, caímos en el lugar común, entregando al último el día en que cerraba la convocatoria. La cuestión a fin de cuentas no tiene que ver con que no acepten las propuestas, tiene que ver con la actitud prepotente y altiva de los servidores públicos que atendían a los participantes, tiene que ver con la forma en la que se anula el dialogo y se ejerce la autoridad. cj 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo. En cuanto le das poder a alguien que nunca lo ha tenido se comporta como tirano, y se siente superior cerrando la puerta sin lugar al diálogo, sólo porque "es su trabajo".
Pero ya habrá otras convocatorias y seguramente tratarás de llegar por lo menos una hora antes de cerrar, para que estos monitos no te apliquen la inexistente "puntualidad mexicana".

DrMO dijo...

Calma, calma compañeras. Antes de comentar al respecto he de poner una queja. Por qué Caleidoscopio no tiene ilustraciones como otros blogs que leo por ahí. Segunda, hay más tiempo que vida. O vemos el vaso medio lleno o medio vacío. Para tí CJ, las cosas suceden siempre por alguna razón. Aparte, uno no tiene control del comportamiento de otros. Gracias a Dios tú no eres "el soldadito" ni "la señorita," sino alguien con talento y muchos proyectos futuros. Ese no era el tuyo por ahora. Aparte, hay que recordar que cada uno lleva consigo sus propias batallas. No las deja en casa ni cuando uno va al trabajo. Nomás checa este video en YouTube. TQM http://www.youtube.com/watch?v=LvVeSIEwbgk&feature=youtube_gdata_player