Mis crónicas de la FIL serán más escuetas de lo que pensaba, aún así les cumplo con un pequeño reporte:
Sábado
Por la mañana se inauguro la FIL, yo visité sus pasillos hasta en la tarde, me sorprendió ver el reciento ferial menos saturado que en otros años. Entré directo a FIL niños porque mi hija de un año nueve meses me acompañaba.
La idea era asistir al concierto de Luis Delgadillo y los Keliguanes así que llegamos con tiempo al concierto que estaba programado para las 7 y empezó al menos quince minutos después. Muy poca gente hacía fila y muy poca gente pudo disfrutar del excelente concierto. ¡Una lástima que se desperdicien estos espacios!
Recorrí los pasillos de FIL niños con el ojo entrenado de quién ha participado antes en este tipo de eventos. Me compadecí de los talleristas y me decepcioné de la ambientación pues me pareció una copia mediocre de lo que han presentado en otros años.
Por primera vez caí en cuenta de algo que me parece terrible: no hay talleres de lectura para la primera infancia, es decir para pequeños de 0 a 3 años. Sé que pensaran que estoy delirando y que no hay nada que estos pequeños puedan hacer. A lo que sin pensarlo dos veces les contesto, que si hay una edad para enamorarse ciega y locamente de los libros y la lectura es cuando por primera vez se observa el mundo.
Mi hija contempló extasiada un taller en el que les contaban a niños de entre siete y nueve años de edad uno de sus cuentos favoritos: Olivia del escritor estadounidense Ian Falconer. Yo por otra parte me enfurecí al observar una Olivia mal hecha y constatar que el cuento se utilizaba como parte del taller de educación financiera patrocinado por Banamex.
No me detuve a ver con minucia el resto de los talleres, me bastó la escasa creatividad en sus descripciones y la falta de nuevos cuentos y personajes (aunque la idea este año es retomar 25 buenas historias, creo que no salieron de los lugares comunes en LIJ) para reforzar algo que creo desde hace mucho: FIL niños hace de todo menos incitar a la lectura.
Y es que cuando es la manualidad, el regalito o la propaganda lo que rige un taller la lectura tristemente se olvida…
Después de FIL niños caminé un rato por el resto de la feria. Vi a Elena Poniatowska firmando autógrafos, revisé de pasada la oferta editorial del Fondo de Cultura Económica y salive como perro al ver los nuevos libros de Anagrama que ofrece Colofón.
El pabellón de Alemania me gustó muchísimo, las lucecitas colgando en círculo, los árboles de formas irregulares, la cabina para leer en voz alta, todo me pareció hermoso. Salí poco después de las ocho y por primera vez en no sé cuantas visitas a la FIL no había tráfico.
Domingo
Visita relámpago. Hay más gente pero se puede caminar sin tumultos. Mientras veía libros con mi hija en el stand del FCE, a pocos metros de donde me encontraba la gente se amontonaba por ver a alguien, cuando me levanté para ver lo que pasaba pude observar al orgulloso y ensimismado Premionobeldeliteratura Mario Vargas Llosa. Tengo que admitir que yo de inmediato me acerqué, luego me quede rumiando algunas preguntas: ¿por qué el trato de celebridad? (un cúmulo de guaruras lo seguía a dónde iba), ¿por qué aunque no es de mis favoritos, la implacable curiosidad que devoraba sus movimientos?, ¿es un buen escritor un referente sobre la lectura?. … Después del FCE dimos una vuelta por el área internacional, en donde entre porras y gritos celebraban a Fernando Savater.
Salimos cansados y contentos. Otra vez esquivamos el tráfico.
Lunes
Mi hija y yo llegamos a la FIL poco antes de las cinco, queríamos ver de nuevo la presentación de Luis Delgadillo pero al parecer me equivoqué al leer el programa y a esa hora había una presentación de títeres en la que no duramos más de diez minutos pues a mi hija le asustaron.
Presenciamos la salida de los grupos escolares de FIL niños; el desorden, los gritos y el menosprecio por lo que habían hecho minutos antes en los talleres (los basureros y el piso daban cuenta de las pobres manualidades olvidadas).
Recorrimos de volada el área general, saludamos al simpático Marcelino Cereijido que más tarde presentó su nuevo libro “Hacía una teoría general sobre los hijos de puta”.
Antes de salir vi a Cristina Pacheco sentada en la Editorial ERA esperando al incansable José Emilio Pacheco, que sonriente firmaba la nueva y hermosa edición de Las Batallas en el Desierto.
En fin… seguiré en cuanto vuelva a la FIL.
Nos leemos, cj